La subasta o remate consiste en la venta pública de un bien que se hace a la persona que haya hecho la puja más alta que el resto de los participantes.
El martillero o subastador se encarga de presentar los vehículos uno detrás de otro en un lote y dar inicio a la subasta ofreciendo un precio de salida para cada unidad.
Una vez que se presenta el vehículo, los asistentes interesados en el carro levantan el brazo, y cada vez que alguien ofrece una puja, el martillero va subiendo el valor hasta que el vehículo se adjudique al mejor postor.
Los autos que se someten a subastas requieren venderse rápido y generalmente presentan alguna de estas características:
Tal como se explica en El Financiero, primero, los asistentes interesados en adquirir algún lote dejan un depósito de aproximadamente 10% del valor del producto que les interesó del catálogo que se publicó por internet o por papel semanas antes del remate.
Posteriormente, los participantes reciben una paleta parecida a una raqueta de tenis, que les servirá para darse a notar cuando quieran hacer una oferta.
1. Ojo con el presupuesto: Aparte del monto máximo que pretendes ofrecer por un carro, debes considerar en tu presupuesto la comisión de la casa que realiza la subasta y los costos asociados al traspaso del vehículo a tu nombre.
2. Conoce los antecedentes del auto: Busca los registros del carro y asegúrate de que no tenga deudas u otros aspectos pendientes.
3. Revisa el estado físico del carro: Si no eres experto en la materia, acude al remate junto a alguien que sepa de autos y mecánica. El proceso de cierre del trato es muy rápido en una subasta, por lo que debes estar seguro de lo que vas a adquirir.
4. Atento a los valores de mercado: En caso de que tengas claro el vehículo que quieres, compara ese modelo, el de un año anterior y uno posterior con distintos kilometrajes y características para tener una referencia de un determinado precio de mercado con el que puedas comparar el que se esté subastando.