Al igual que la metástasis en el cáncer, el óxido, cuando llega al carro, si no es atacado a tiempo, puede expandirse hasta ocupar una buena parte de nuestro vehículo. Por tal razón, es fundamental tener ciertos cuidados que ayuden a evitar el óxido en el coche.
El óxido en los metales se produce por la presencia de humedad y oxígeno, y lo puedes detectar cuando aparecen burbujas en la pintura, las cuales son ocasionadas por el agua y aire a su alrededor. Otro indicio de presencia de óxido en tu auto es la existencia de charcos abajo del tapiz, en el piso del carro.
Existen tres tipos de óxido.
Como sospecharás, el óxido puede aparecer en cualquier parte del carro donde se junte algún metal con otro, sumado a la exposición al clima y humedad. Podrías encontrar óxido en llantas, suspensión, escape y hasta en el parabrisas, por nombrar algunos lugares del carro.
Aquí te detallamos todas las partes de un vehículo que pueden oxidarse:
Un óxido en el chasis es más complicado por varias razones. Primero, porque es menos visible y hay que necesariamente mirar por debajo del carro para ver si se encuentra óxido.
A su vez, hay partes del chasis que no son visibles y no tienes cómo saber si hay óxido o no en esos lugares; claro, a no ser que desarmes bastante.
Si el óxido penetra en el chasis, podría avanzar hasta podrir alguna sección del mismo, haciendo que eventualmente se quiebre, resintiendo fuertemente la estructura de tu carro.
Cuando el óxido es en la carrocería, es fácil de detectar, puesto que toda la carrocería está expuesta para que la veamos completa. Como te dijimos al principio, aquí podría aparecer óxido superficial, o aquel por escamas que se expresa en burbujas en la misma pintura del carro.
Al primer indicio de cualquier tipo de óxido, es importantísimo atacarlo inmediatamente y solucionar el problema. Ahí, lo que hay que hacer es lijar la superficie, eliminar las partes oxidadas y reparar la parte oxidada del carro.
Es importante que, en estos casos, se evite usar masilla sobre la zona dañada y mejor se busque la opción de reemplazar la parte oxidada con una placa del mismo material de la carrocería para luego repintar.
Ten mucho ojo con los puntos en donde se unen secciones de la carrocería, como la junta entre guardabarros y las puertas o el capó. En esos canales podría acumularse más humedad de la cuenta.
Nunca uses agua de la llave en tu sistema de refrigeración. Si lo haces, podría corroer las paredes internas del radiador y de los circuitos por donde se transporta el refrigerante.
La corrosión del sistema interno podría perforar el radiador, provocando la fuga del líquido; o bien podría liberar sedimentos que obstruyan los canales de refrigeración.
En cualquiera de los dos casos, el destino es más o menos el mismo: sobrecalentar tu motor hasta fundirlo. Utiliza siempre líquido refrigerante o en caso de emergencias, a lo menos agua destilada.
El fenómeno de cristalización es un óxido superficial que aparece en el disco de freno. Dicho óxido produce ineficiencia en la frenada, puesto que el roce con las pastillas termina rayando la superficie del disco, haciendo poco efectiva la presión sobre él para frenar.
Lo mejor en estos casos, es estar observando los discos de freno periódicamente. Si es que aparece este tipo de óxido, al ser superficial, podría tener reparación. Eso sí, es reparable, si el disco no alcanzó a rayarse. Si se rayó, mejor reemplazarlo.
El óxido en el motor aparece necesariamente en aquellos carros que han pasado mucho tiempo detenidos, puesto que ahí sí puede penetrar la humedad y aire con facilidad.
Si un carro es de uso diario, el propio calor del motor va a alejar cualquier rastro de humedad que haya en este, impidiendo que algo se oxide.
Lo mismo ocurre con la caja de transmisión. Si el carro se usa a diario, la propia acumulación de temperatura ayudará a evitar cualquier indicio de óxido.
Esto incluye a su vez al tubo de escape, el cual se calentaría al utilizar el coche, evitando cualquier señal de óxido en este o en el silenciador.
Ojo. Si te gusta el 4x4 en el barro, procura lavar tu carro después; así vas a quitar ese barro que no será nada más que humedad adherida al coche.
Si transportaste líquidos que se derramaron o has andado por charcos, podrías sufrir el óxido en el piso del carro, el cual podría acabar por perforar el suelo, haciendo de tu coche un verdadero "troncomóvil".
Así es, en el parabrisas tiende a acumularse humedad en todo el contorno del vidrio. En carros antiguos es más frecuente este tipo de óxido, el cual termina perforando la carrocería rápidamente.
La exposición reiterada a la nieve o lluvia, va a aumentar la probabilidad de que se oxide el carro. A la vez, los lugares húmedos, con días muy calurosos, también podrían provocar óxido en el coche.
Hablando de calor, el exceso de sol podría quemar la pintura con una exposición muy prolongada. Eso, sumado a lluvias o mucha humedad, tarde o temprano, va a llevar al menos a oxidación superficial.
Una aclaración. Entre los años 90 y los 2000, en la industria automotriz comenzaron a usarse revestimientos no metálicos de zinc o aluminio en una buena parte de la estructura de los carros, lo que explica por qué suelen oxidarse más fácil los carros más antiguos.
Hay algunas cosas que se hace desde la industria, como el recubrimiento que te acabamos de contar. A la vez, hay otras que las puedes hacer tú mismo, como las que te enumeraremos:
Según la Secretaría de Movilidad del Gobierno del Estado de México, la idea de ejecutar sus medidas de chatarrización se hizo para renovar el parque automotor, respecto de carros en mal estado que circulan o están abandonados en calles y corralones.
Si dejas tu carro abandonado en la vía pública por más de 15 días en el Estado de México, te expones a una multa de entre 10 a 20 UMA, es decir, entre $1,085.7 y $2,171.4 en 2024, cuando la UMA tiene un valor de $108.57.