Un carro funciona gracias al motor, el cual, además de fierros y metales, utiliza algunos líquidos que son esenciales para operar y también para conservar el motor con vida.
Salvo el líquido refrigerante y el agua del limpiaparabrisas, el resto de los fluidos son aceites lubricantes que cumplen distintas funciones al interior del motor, los frenos y la caja de transmisión.
Sin estos aceites, los metales internos rozarían entre sí hasta sufrir un desgaste que impida su funcionamiento, sea en el motor, los frenos o la transmisión.
En general, las funciones de los fluidos al interior del motor son lubricar, enfriar y hacer funcionar sistemas hidráulicos. A continuación, te vamos a mostrar en detalle cada uno para que los conozcas.
La función principal del aceite de motor es lubricar y, en parte, enfriar todo el interior del motor. El aceite pasa por pistones, válvulas, bielas y cadena de distribución, entre otras partes y su presencia y buen estado son vitales, puesto que, sin este, el motor se funde inmediatamente.
El aceite de motor impide el roce de metal con metal, el cual desgastaría todas las piezas del motor hasta fundirlo, pues además ayuda a controlar la temperatura del motor, evitando calentones.
Con todos los avances tecnológicos de la industria automotriz, hoy existen tres tipos de aceite de motor:
Además, están los aceites monogrados o multigrado. El primero de ellos tiene la denominación SAE, quizás has visto el SAE40 o SAE50, donde el número es indicador de la temperatura en la que el motor se lubrica mejor.
En tanto, los aceites multigrado con nomenclatura 20W50, por nombrar alguna, son aceites más tolerantes y muestran la temperatura mínima y máxima donde lubrica mejor.
De todas formas, cada motor está fabricado para un determinado tipo de lubricante, y dependiendo del tipo de aceite de motor que uses, se cambia cada 5.000, 10.000 o 20.000 kilómetros.
Salvo algunas motos y los Vochos, los motores tienen un sistema de enfriamiento por líquido refrigerante, el cual se almacena en el radiador, o en un depósito cerca de él.
Cuando enciendes el motor, el líquido pasa por el radiador para poder enfriarse, o más bien calentarse menos, puesto que va ganando temperatura con el funcionamiento del motor. El enfriamiento de este líquido es vital para que no se sobrecaliente el motor hasta fundirse.
En este rubro hay de distintos tipos, hay quienes utilizan agua destilada, que no es lo más recomendable, pero salva en apuros. También hay líquidos refrigerantes más sofisticados, sintéticos, orgánico o mixto, que contienen principalmente etilenglicol.
Algunos de ellos con aditivos anticorrosivos, lo cual es un plus pensando que no puede haber nada de óxido por donde circula el líquido refrigerante, de haber, corres riesgos que se vaya desprendiendo cascárrea que podría obstruir el sistema de refrigeración del motor.
Precisamente por el problema del óxido es que se recomienda no usar jamás agua de la llave, puesto que podría oxidar parte del sistema de refrigeración de tu motor.
Es recomendable reemplazarlo cada dos años o 40 mil kilómetros. De lo contrario, el líquido refrigerante no trabajará en óptimas condiciones.
Este líquido dura bastante más tiempo, pero también está sometido a menos estrés en cuanto a compresión, refrigeración y desgaste, ya que su objetivo más importante es lubricar.
Las nomenclaturas más conocidas de este lubricante son 80W, 75W90, 80W90 y SAE 90, entre algunos otros. El tipo de aceite de transmisión que se use en tu carro lo puedes ver en el manual del fabricante.
Con tales cifras, las cajas de transmisión tienen un lubricante que opera mejor en caliente, por lo que es fundamental siempre calentar tu motor antes de salir a andar. La temperatura óptima del trabajo del mismo hace la diferencia respecto de su performance y lo mismo ocurre con la caja de cambios.
Un motor muy frío podría demorar en responder, o bien podría sufrir un problema en la culata, por ejemplo. Por el contrario, un motor muy caliente podría generar problemas de torsión de alguna biela o que se mezcle el líquido refrigerante con el aceite, o sea, fundir el motor.
Algún ruido o crujido al pasar cambios podría ser un indicador de falta de lubricante o mala calidad del mismo.
Cerciórate de hacer los mantenimientos preventivos a tiempo. Recuerda que el aceite de transmisión se reemplaza cada 80.000 a 100.000 kilómetros, 60.000 en el caso de los automáticos.
El líquido de frenos es una sustancia no comprimible encargada de hacer que tu carro frene. Es un fluido compuesto por glicol o éter-glicol, el cual tiene propiedades anticorrosivas para no oxidar el sistema por dentro, pues cualquier fuga de líquido o presión hace tus frenos incapaces de actuar bien.
También tiene propiedades higroscópicas, lo que quiere decir que no genera humedad al interior del sistema, humedad que es un generador innato de óxido.
Los líquidos de freno se expresan en formatos DOT3, DOT4 o DOT 5, donde el número indica su resistencia a altas temperaturas que se genera con cada frenada. Ve bien qué líquido de frenos es recomendado para tu carro.
El líquido de frenos es recomendable reemplazarlo cada 40 mil kilómetros, solo así te aseguras de que tus frenos funcionen con líquido de frenos en buen estado y con sus propiedades intactas.
El diferencial permite que, por ejemplo, en una curva la rueda de afuera gire más que la que va por dentro. Esto ocurre porque una curva es más corta en distancia por dentro que por fuera, por lo que las ruedas deben girar de forma diferenciada.
El diferencial se ubica adelante, si es un carro con tracción delantera o atrás si es tracción trasera. Si es 4x4 tiene un diferencial en la parte frontal y otro en la parte posterior. El líquido de diferencial se encarga de lubricar piñón y corona.
También es conocido como aceite de engranajes y es un líquido acondicionado para funcionar a alta presión.
El líquido de diferencial o aceite de diferencial, lubrica también el clutch del carro para que puedas pasar de marcha. Además de lubricar todo el diferencial, también ayuda a que no trabaje tan caliente. Sin la presencia de este líquido, se sobrecalentaría el diferencial, pudiendo quedar sin tracción.
El líquido de diferencial se cambia 60.000 a 70.000 kilómetros. Es fundamental que este aceite esté en buen estado, dado que sin él podrías quedarte sin poder andar en tu carro.
Este fluido es un aceite hidráulico que ayuda al correcto funcionamiento de tu caja dirección. Las direcciones mecánicas antiguas solo utilizaban grasa.
Este líquido hace posible controlar y transmitir esfuerzos mecánicos, mediante variaciones de presión a la caja de dirección para hacerla más blanda. Es menos denso que el agua y no es soluble en ella.
También tiene propiedades anticorrosivas, un punto de congelación bajo y debe ser un líquido compresible, entre otras características. Este líquido se reemplaza cada 100.000 kilómetros.
Como te dijimos al comienzo, este líquido también es un lubricante que debe ser capaz de hacer más suave el trabajo del clutch o embrague. Aquí suele utilizarse también líquido de frenos. El DOT3 es el que normalmente se utiliza; pero de todas formas podría variar. Por eso es bueno que revises el manual de tu carro.
Utiliza el mismo líquido que el sistema de frenos, porque al pisar el pedal del embrague se presuriza el sistema para su funcionamiento. Este líquido se reemplaza idealmente cada 40.000 a 50.000 kilómetros.
Si bien muchas personas aquí utilizan agua, hay líquidos de limpiaparabrisas especialmente dedicados a la limpieza del vidrio frontal por donde ves todo.
Estos líquidos tienen propiedades anticorrosivas y, lo más importante, se congela a temperaturas más frías que el agua, por lo que puedes usarlo sin problemas en climas con mucho frío.
No tiene un tiempo determinado para su reemplazo, puesto que se va gastando conforme lo utilizas. Debes estar checando periódicamente los niveles para poder rellanar el depósito del limpiaparabrisas.